el primer aliento

acerca de esta contribución

Exo-Biote es una obra del artista Jonathan Pêpe desarrollada en el 2014 en Le Fresnoy, Studio national des arts contemporains, en Tourcoing, en colaboración con el equipo DEFROST (Deformable Robotic Software) del INRIA (Institut national de recherche en sciences et technologies du numérique) y del Cristal (Centre de Recherche en Informatique, Signal et Automatique de Lille), equipo dirigido por Christian Duriez. Fruto del encuentro entre dicho artista y dicho científico, esta obra ha permitido que cuestionen sus respectivas disciplinas, así como favorecer la evolución de de sus métodos, participando en el desarrollo de la «Soft Robotics», es decir, la robótica «deformable». Mientras el equipo de DEFROST exploraba el campo de las máquinas de asistencia médica, el artista ha imaginado una vida protésica futurista en el marco de su obra, un robot hecho con materiales flexibles. En cuanto a su realización, cuenta con técnicas de moldeado muy conocidas en las artes, pero no tanto en las ciencias, y aún menos en el campo de las tecnologías digitales. Asimismo, este proyecto tiene como cometido estimular la reflexión cruzando distintas prácticas y puntos de vista que unen las artes y las ciencias. Jean-Jacques Gay, comisario y crítico de arte comprometido con los defensores de esta aproximación multidisciplinar desde hace tiempo, ha tomado la decisión de desvelar esta experiencia inédita.  

En medio de dicho proyecto y de ese tipo de robótica: el eje del proyecto y de esta modalidad particular de robótica son las estrategias de control de tales objetos deformables. Los robots tradicionales están compuestos básicamente por elementos duros y articulados que se pueden controlar mediante una geometría rigurosa, precisa, calculable y anticipable. Hoy en día cabe preguntarse cómo podríamos repensar la vida mecánica de estos robots «blandos», poniendo en tela de juicio los distintos paradigmas del control robótico para dar paso a un «control relativo». La vida protésica ideada por el artista fomenta esta reciprocidad del quehacer y del pensar, abriendo así mismo la vía a un campo de experimentación tan concreto como original.   

De este modo el escultor y el investigador podrían planear conjuntamente el diseño de objetos desde dentro, para gestionar la deformación de estos, cuya actividad dependerá del aliento de un compresor. Animados así por un «pneuma» ─ reminiscencia del mito del aliento vital que los estoicos ya adoptan del vocabulario de la biología (Muller 2006) ─ estos objetos se convierten en órganos o partes del cuerpo que pueden deformarse y repararse según sea necesario. Este pneuma se asemeja al concepto de energía cibernética que Nicolas Schöffer define como «la toma de conciencia del proceso vital que mantiene en equilibrio todos los fenómenos» de un biotopo.  

Tanto para el científico como para el escultor, la robótica deformable y pneumática pone en práctica un aliento que permite controlar y mantener el equilibrio vital. Vital para la escultura, vital para la medicina, vital para el arte y el diseño dentro de una organogénesis definida tanto como «la génesis del artefacto y génesis de los órganos sociales y psicosomáticos a través de la reconstitución del medio tecnoestético» (Stiegler, 2015).  

Ocho años después de su primera colaboración en la obra Exo-Biote, el artista y el investigador repasan aquí el diseño de los objetos que fabrican para incorporar este pneuma en sus respectivas prácticas. Cada vez más habituales, estas prácticas se entrelazan, siguiendo la línea de las reflexiones teóricas sobre la hibridación de la física, teórica y feminista estadounidense Karen Barad. Ya en 2005, ella cuestionaba «la naturaleza establecida de las categorías diferenciales de ‘humano’ y ‘no humano’, examinando las práxis mediante las cuales se ‘estabilizan y desestabilizan’ dichos límites diferenciales».  

Con Exo-Biote y sus robots flexibles y deformables, el artista y el investigador desarrollan formas alternativas de control, o incluso de no control, que ponen de manifiesto la desestabilización de estas fronteras entre sujeto y objeto. Este replanteamiento de la noción de control refuerza sus máquinas y alimenta formas de vida que el artista y el científico, como precursores, tratan de poner en práctica.